Hablamos mucho del concepto «innovar», y normalmente tenemos una idea limitada y preconcebida de este concepto. Cuando pensamos en innovación, estamos pensando en producto. En la innovación que las empresas desarrollan con el objeto de evolucionar productos o servicios en el mercado. Pero realmente el concepto de innovación es un poco más complejo y puede desarrollarse en varios planos.
La imagen de la innovación nos llega de la mano de departamentos de I+D+i en las empresas, es decir que pensamos en grandes marcas con departamentos estructurados que se dedican a poner en marcha estos avances en las diferentes áreas.
La innovación evolutiva no solo está circunscrita al desarrollo de productos o servicios.
Esto es “innovación evolutiva”, pero no solo está circunscrita al desarrollo de productos o servicios. La empresa también aplica esta innovación a los procesos, redefiniéndolos con el objeto de aminorar costes productivos, mejorar calidades de los acabados o disminuir los tiempos de respuesta. Es decir modificando la dinámica y la cadena de valor dentro de la propia compañía. Y por supuesto también innovar en la gestión modificando la forma de relacionarse con el exterior, o incorporando nuevas tecnologías o incluso sistematizando operaciones.
La innovación disruptiva pone el foco en la posibilidad de romper con los modelos anteriores.
Pero hay una innovación diferente que puede venir de estos departamentos de I+D+i aunque la mayor parte de las ocasiones llega de la mano de pequeñas empresas. Es la “innovación disruptiva”. El foco, en este caso, está puesto sobre la posibilidad de romper con los modelos anteriores y es interesante porque viene de estructuras que nada tienen que perder porque no tienen prácticamente hueco en el mercado, e intentan hacerse un hueco evolucionando el mercado o buscando espacios desatendidos para crear nuevas áreas de negocio dentro del mercado existente.
Esta innovación disruptiva tiene por característica la creación de un nuevo modelo de negocio normalmente transformando un producto existente en el mercado en servicio, que cuando consigue establecerse tiene una evolución exponencial, frente a la linealidad de la innovación evolutiva.
El terreno de lo disruptivo es atractivo e invita a la aventura, a la creatividad, aunque en contrapartida conlleva un enorme desgaste. Poco que perder, y mucho que innovar es lo que motiva a estas empresas en su lucha por encontrar la perfección, la originalidad. Muchas veces se abandona por el camino, o se salta a un nuevo proyecto, o llega la absorción, o la compra. Pocas veces llega el éxito, pero de vez en cuando hay un premio sobre la mesa del esfuerzo.
Adelante, innovemos.
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