Un nuevo mundo: nativos digitales

En el año 2013 escribíamos este artículo sobre «nativos digitales». Evidentemente otros términos y denominaciones se han sumado a esta lista, pero vamos a recordar términos y características que definíamos hace ya unos cuantos años.

nativos digitales

Los términos “nativo digital” e “inmigrante digital” los utiliza por primera vez Marc Prensky en el año 2001 para describir a la generación Z, los jóvenes que han nacido en la década de los 90 del siglo XX y que ahora tienen entre 20 y 30 años.

Se trata, según Prensky, de una generación acostumbrada desde muy joven a las nuevas tecnologías y a los nuevos medios de comunicación, con una nueva visión del mundo y del entorno en el que viven.

La frontera la marcaría la vinculación y el acceso a la información.

A finales del 2001, Lorenzo Vilches planteó que la irrupción de lo digital no dividiría el mundo entre ricos y pobres, sino que la frontera la marcaría la vinculación y el acceso a la información, que es lo mismo que decir la asimilación de “lo digital”. Este planteamiento tiene como consecuencia la diferencia neta que marcaría a los digitales de los no digitales.

La irrupción de las nuevas tecnologías unida al concepto de globalización provoca una serie de cambios primordiales y de fondo tanto en el ámbito lingüístico como desde el punto de vista del contenido e, incluso, respecto a la conducta del usuario. En este nuevo entorno, el “nativo digital” se comporta de un modo muy diferente al del “inmigrante digital”.

Pero el hecho de haber nacido en un periodo temporal concreto no es condición suficiente para que se atribuya el concepto de “nativo digital” a estas personas, tal y como propone Juan Freire. Es necesario, además, que vivan y convivan con la tecnología, y que interactúen con la información y con los otros, ya sean individuos o colectivos.

Marshall McLuhan «el medio es el mensaje»

Está claro, entonces, que los usuarios han evolucionado en la economía digital y también el propio objeto y contenido que utiliza el usuario o sujeto. Por ello, la sentencia de Marshall McLuhan «el medio es el mensaje» adquiere hoy una nueva dimensión, porque los nuevos canales de comunicación no sólo modulan sino que influyen en el comportamiento.

Otro aspecto fundamental que hay que tener en cuenta es que los inmigrantes digitales han entendido este “nuevo mundo” como una traducción literal y necesaria de todos los soportes y contenidos que han conocido hasta el momento; han entendido la digitalización sólo en este sentido. Una visión muy limitada para la que tiene el nativo digital.

De ahí que sea clave plantearse si la digitalización de los modelos clásicos es oportuna y definitiva, o supone una fase más de la evolución hacia nuevos modelos de la economía digital. Por ejemplo, el libro electrónico tal y como lo entendemos hoy realmente no es más que la versión digitalizada de un libro, y es por eso que le ponemos ese apellido de electrónico o digital.

Actualmente, el entorno está controlado y desarrollado por inmigrantes digitales.

Para entender el verdadero salto a lo digital, es necesario unir al usuario con el soporte. Actualmente, el entorno está controlado y desarrollado por inmigrantes digitales, generaciones de individuos que han asimilado lo digital, se han adaptado a ello, han trabajado en su modulación e incluso en el desarrollo de pautas y normas que definen este ámbito y lo controlan.

El nativo digital, de momento, es un usuario que no es consciente de todo esto. Otto Benavides afirma que el hecho de ser nativo digital no es una condición sino una actitud; yo siempre he estado de acuerdo con esta opinión, pero no hay que olvidar que, por primera vez, contamos con generaciones que conviven con lo digital desde que nacen, no optan ni eligen “lo digital”, sino que pertenece a su cultura y su entorno; forma parte de su ADN. Así que es obvio que nos enfrentamos a una nueva necesidad, el usuario tiene otras exigencias, otro comportamiento, otras herramientas y otros canales.

Para el “inmigrante digital” el libro es una amalgama de contenidos.

Es el nativo digital quien necesita un producto distinto, y ello nos obliga a plantear si lo que llamamos libro digital ha de equivaler realmente al concepto clásico de “libro” o es algo nuevo. Para el “inmigrante digital” el libro es una amalgama de contenidos (texto, imagen, vídeo, etc.); sin embargo, de momento, desconocemos el concepto de e-book que tienen o tendrán las últimas generaciones.

Estas últimas generaciones dan otra vuelta de tuerca más al concepto de usuario; tal como explica Enrique Dans en su artículo «Los verdaderos nativos digitales», el usuario interactúa también con las herramientas y las desarrolla a su medida de acuerdo a sus necesidades, porque conoce los nuevos lenguajes de la programación, por ejemplo. De sujeto pasivo ha pasado a ser un creador, abre nuevas posibilidades e interviene en el desarrollo del objeto.

Los nuevos modelos de negocio de los sectores tradicionales en el ámbito digital no deben ser una traducción literal de lo que ya conocemos.

Hay un punto final que no puedo olvidar: abordar estas reflexiones desde la perspectiva de mercado. Los nuevos modelos de negocio de los sectores tradicionales en el ámbito digital no deben ser una traducción literal de lo que ya conocemos. Es más, la transformación literal de estos modelos no ha generado hasta el momento ni numerosos casos de éxito ni efectivos. No hay más que echar un vistazo a las experiencias en el sector musical o editorial. Los nuevos objetos conducirán a nuevos modelos, y las reglas y comportamientos del mundo offline no deben transformarse literalmente en el entorno digital, puesto que esta transformación suele ir acompañada de una disrupción. Pero este tema es complejo y requiere de nuevas reflexiones.

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